El 27 de febrero de 2022 se llevó a cabo un referéndum constitucional en Bielorrusia. El referéndum fue ordenado por el presidente Alexander Lukashenko en enero de 2022. Según los analistas políticos, los cambios a la constitución bielorrusa tenían como objetivo consolidar el poder del régimen de Lukashenko después de las protestas masivas en 2020 y 2021, que desafió su gobierno y fue brutalmente reprimido por la policía. Más de 35.000 personas fueron detenidas, 1.070 de las cuales son presos políticos reconocidos. Los cambios a la Constitución permiten a Lukashenko permanecer en el cargo hasta 2035 y disolver a la Asamblea Popular de Bielorrusia.
Según la Comisión Electoral Central de Bielorrusia (CEC), el 65,2% de los votantes votaron a favor de las enmiendas a la Constitución del Estado, propuestas por las autoridades. El referéndum se llevó a cabo en un ambiente de represión; a la oposición bielorrusa no se le permitió hacer campaña y las elecciones no se consideraron libres ni justas. El referéndum fue denunciado como una farsa por la oposición bielorrusa y su líder exiliada Sviatlana Tsikhanouskaya, por la Unión Europea, y por los Estados Unidos.
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