Irán busca establecer un corredor terrestre hasta el Mediterráneo a través de Irak y Siria. Esto haría aumentar su influencia regional a la vez que pondría en peligro a Israel dada la rivalidad entre ambos países, ya que serviría para abastecer a las milicias proiraníes de Hezbolá que actúan en el Líbano.
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